miércoles, 10 de septiembre de 2014

Lancé el corazón a las brasas y se achicharró.
Dolió. Pero ahora, ya no recuerdo qué era el dolor.
No puedo hablar de ello, en este blog suelo describir, pero ya no sé qué es el dolor.
Lo juro.

Sólo ha quedado polvo.

Cuando me queman, yo misma me presto a facilitar el proceso.
Pero cuando me recupero del incendio, también me tomo la libertad de quemarlos por dentro. A todos.
Temblad.


T I E M B L A

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