lunes, 29 de mayo de 2017

solo solito

vengo de enterrar mi corazón
donde ya no hay tierra
en un cementerio lejano
donde no hay tierra.

allí lo dejé solito envuelto en mármol,
mi hueco tiraba imantado para recuperarlo
lloraba porque yo lo abandonaba,
sabía que lo abandonaba.

vengo de enterrar el corazón
que tanta vida me dio
que tanta muerte evitó
que vacío no lo quiero.

tengo ahora un pecho agujereado,
sin latidos traslúcidos
que ya no intenta palpitar un corazón muerto.

mira este hueco que ahora me llora,
terminado el funeral,
se ha visto solo el pobrecito
solo solito

martes, 23 de mayo de 2017

las señales

- ¡Es que no me lo podía creer! ¡¿Cómo era posible?!
- Yo te entiendo.
- Fíjate, si hubiera dicho que no.
- Pero, no vayas a creer que es tu abuelo, ¿eh?
- Ya.

Callé.
Hay veces que me gustaría creer en Dios.

martes, 16 de mayo de 2017

Como a mí me gusta

México, como siempre tú y tu vida,
quiero hacer cantarte boleros y alejarme de las carreteras,
surcar tus caminos
¡espérame para cantarle también a tu tierra!








miércoles, 10 de mayo de 2017

Juan Rulfo





- Nos toca ver el final. Quien no se haya terminado Pedro Páramo y quiera salir de clase, es libre de hacerlo.
Nadie se movió.
- En serio. Es libre de levantarse y partir, pero si se queda, sepa que vamos a destripar el final. Ahora o nunca.
Una oleada de alumnos salieron de la clase y la puerta se cerró. Ni siquiera encendimos la luz.
Los 10 últimos minutos se congelaron en el tiempo. Nos congelamos todos. Nadie habló. Nadie se movió. Sonaron las siete de la tarde y con esas campanas, los crujidos de nuestros cerebros.
Se abrieron las grietas del suelo y después un túnel a México.
Ya no podemos salir de Comala.
Ya se escuchan los ecos.




Fotografías de Juan Rulfo (1917-1986)
Última en Comala, México, escenario de Pedro Páramo