domingo, 9 de febrero de 2014

Soy un genio

No sé cómo,
sé que quieres la fórmula. Es perfecta, pero es mía.
Soy un genio, la hice yo, pero no sé cómo.
Ni recuerdo
Sólo sé que un día desperté, después del duelo.
Después de que todo lo que abandoné, volviera cabalgando hacia mí,
después de que me disparara y yo explotara invadiéndolo todo.
Sólo recuerdo el dolor del momento, el instante
(y me arrepiento)
Y después, solo después del después,
cuando amanecí con los restos del alcohol aún en mis lacrimales,
cuando me giré a ver lo verdadero y lo que seguía a mi lado,
a pesar de estar herida, desangrada, derrotada, casi muerta,
fue ahí cuando resurgí.
Y ya sólo recuerdo la última batalla
(y poco, por el alcohol)
que creí perder.
Pero mi viejo amor
(y sé que lo fuiste por el rastro de palabras que dejé escritas)
eres tú quien pierde.
Y eres también, mediocre.
Ya no te recuerdo, no sé cómo, soy un genio,
porque no recuerdo el camino, ni cómo lo he hecho;
Sólo sé que ya no te recuerdo, ni tu cara, ni tu mierda,
ya no,
Viejo perdedor.


Te deshielo

Allí donde te llegue el frío,
que no te congele los huesos.
Porque yo llego aún más lejos
-y más dentro-
y te protejo.
Te descongelo.
Te deshielo.