jueves, 1 de diciembre de 2011

"Oye,

mientras estabas ahí quería escribirte. Nunca te vi tan poderosa.
¿Sabes? Parecías aún más alta que de costumbre, más viva.
Tu voz de pronto se hizo persona y te acompañaba. Junto a ti. Sabía que ibas a estar increíble, pero no así. Esto hace que incluso yo me sienta un superhéroe. Y eso que no somos nada. Tú y yo, no somos nada. Nunca lo acordamos, pero sin embargo, aquí estamos.
Ahora gritas, ahora casi lloras, ríes. Me has mirado.
Estoy en la parte más oscura, pero sé que por una parte, algo de luz llega a iluminarme. Tú me ves, claro que sí, pero prefiero hacerme el tonto. Odio que la gente venga a hablarme, porque interrumpen nuestra autopista de miradas sobre las partículas de oxígeno.
Lo has vuelto a hacer, esta vez mientras decías algo tan bonito, pero no recuerdo qué era. No me odies. Es que estaba pendiente del todo de ti, mucho más que las cosas que ya quedaron disueltas en el aire.
[...]
Eh, ¿eso que acabas de decir también es para mí?

Lo sé porque entre las letras dejaste ver las mías. Como entre paréntesis. De manera que sólo yo pude escucharlas. Las vocales, las consonantes. ¡Estaban todas ahí!
Te dejo, porque ahora me toca a mí. No me odies por no escribirte. Sólo he podido hacerlo en mi mente.
El punto y final será nuestro abrazo. "

[...]

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