jueves, 9 de diciembre de 2010

la chica fotogénica.

se había pintado los labios de rojo. rojo fuerte.
el pelo perfectamente liso le rozaba los hombros. los ojos no muy negros, pero muy pintados. sus ojos azules resaltan con cualquier cosa, al fin y al cabo. su falda era muy corta, demasiado para su edad,
y el escote, justo para pensar que tenía varios años de más.
tacones altos, muy altos, le añadían 10 centímetros a su altura.
sus uñas rojas a juego con los labios resaltaban en la bolsa de plástico que llevaba en la mano derecha.
¿qué llevaba en la bolsa un viernes por la noche?
qué otra cosa iba a ser: alcohol.
esta vez no había comprado hielo, por si se derretía sin usarse como la última vez.
la última vez que dejó caer la botella medio llena al suelo cuando le vio llegar. la última vez, que había salido corriendo con el pelo no tan liso como hoy, con los ojos aún más negros, pero porque el rimel había hecho de las suyas. sin esmalte de uñas.
junto a la botella acabó ella en el suelo, de rodillas.
pidiéndole a la noche, menos estrellas para que no se le viera tanto, lluvia para mojarse y un helado. como ésos de limón que hacía años que no comía. pero que nadie le dio, como la felicidad, que desde entonces anda buscándola sola.
¿os digo un secreto?
su vida es un secreto.

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