Vuelves a mirar el vaso vacío y te cuestionas si tú lo estás más aún.
¿Verá el mundo tus sentimientos, tu amor?
Recargas el vaso y ahora lo miras, lleno. Sientes envidia por poder llenarlo y vaciarlo cuando quieras(al contrario que tú), pero claro, la diferencia es que él no tiene corazón
(entre él y tú).
Sin embargo es de cristal y se puede romper igual de rápido que tu corazón.
¿Qué triste, no?
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