y se pasaba una parada y otra, durmiendo. soñando.
yo miraba el paisaje, intentando trasladarme a un mundo parecido al que estaría viviendo aquella mujer, pero sin irme de parada. sin irme del todo.
fue entonces, de un momento a otro,
como la mujer dormida desapareció. como por arte de magia.
un visto y no visto.
probablemente se había ido,
no a su destino, si no a su mundo de los sueños.
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