Atrapé tu rostro en mis manos
tu corazón intercambiaba latidos con el mío
busqué tus ojos negros en la oscuridad
y los encontré, ahí, brillando.
Los vi, los miré
y entonces los cerraste y te susurré
un bajito "te quiero"
para que solamente pudieras oírlo tú en el mundo.
Y no abriste los ojos,
ni hablaste,
pero tu corazón le latió al mío: "y yo".
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