Se acumulan
van agrupándose
y ordenándose según la importancia.
Los fallos y errores que nos encadenan
y que se van haciendo cada vez más grandes,
en número y tamaño.
Asustan porque no se sabe si van a ceder, de momento no tienen pausa;
avanzan armados en un ejército,
de manera progresiva, los que antes parecían inofensivos
ahora son mounstros que se cuelan en los sueños,
haciéndolos pesadillas, dejando entrar al insomnio;
acorralando al corazón
encarcelándolo y dando paso a la razón.
Y yo ya no sé cómo abarcarlos, no sé cómo arreglarlos
y mientras esta incertidumbre también crece,
ahí está en mi cabeza, con un dedo levantado y ordenando
mi razón
que gobierna sin tener ni idea, ni razón.
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