todos a nuestro alrededor quedaron en la sombra de tanto brillo fluorescente. luz que volvía después de tantísimo tiempo. de alguna forma, irradiábamos la luz al universo y al infinito. volvía reflectada en tu perfil, bordeándolo. al compás de todo y de nada, perfectamente sincronizados íbamos y veníamos de un lado a otro, pero siempre juntos.
somos y lo hemos sido. desde siempre. todo se nos queda pequeño, se te queda pequeño.
humanos o no. no. no lo somos. somos mucho más que todo y que nada. somos todo el universo, las luces, somos la explosión de la presión ejercida en nosotros mismos después de tanto tiempo. infinito. siempre infinito. y ya sólo quedas tú. tú y tus luces, dejándome en la oscuridad, apagándome, para volverme a encender.
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